| 19 de noviembre de 2013 | |
Me siento cansada y adolorida, la piel de mis muñecas y tobillos arde pero al menos ha dejado de sangrar.
Suelto un suspiro, agotada. Necesito descansar, necesito que dejen de usarme, duele… duele demasiado.
Acaricio las cuerdas que rodean mis muñecas, aquellas que me mueven al antojo de quien juega conmigo. He intentado cortarlas, pero es imposible, no tengo la fuerza suficiente.
Estiro mi rodilla derecha y escucho (y siento) el crujido de mis articulaciones. Un grito de dolor y rabia quiere escapar de mi garganta pero lo ahogo, me muerdo con fuerza el labio e intento respirar de nuevo. Puedo sentir el sabor de la sangre en mi lengua, mis dientes han vuelto a perforar mi carne.
Quiero recostarme, dormir toda una vida, pero solo puedo permanecer sentada, mis hilos impiden que me mueva.
Escucho pasos y sé que vienen por mi otra vez.
¿Por qué no me dejan tranquila?
¿Por qué juegan conmigo? No quiero ser más la marioneta, no quiero que me manejen a su antojo. Quiero que deje de doler.
Siento como tiran de mí para que me levante y una falsa sonrisa se dibuja en mi rostro. Estoy tan acostumbrada a aparentar que ni siquiera debo pensarlo.
Es más fácil si me dejo llevar, al menos así tiran menos.


Al final solo soy una maldita muñeca, un juguete, no importa lo que sienta, solo existo para alegrar a los demás. 

4 comentarios:

H. Kramer Dijo:
19 de noviembre de 2013, 11:45

Corta los hilos!

Unknown Dijo:
19 de noviembre de 2013, 11:49

no se puede, los muñecos se caen sin hilos

H. Kramer Dijo:
19 de noviembre de 2013, 11:53

No es cierto.
(Me acordé del cuento de Hoffman)

Judith Dijo:
20 de noviembre de 2013, 6:48

Intenso y doloroso, solo sonríe y vivirás mejor.

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