—¡Cálmate! — la abrace con fuerza para evitar que hiciera
algo estúpido. Sus gritos destrozaban mis oídos pero no podía dejarla sola, no quería
que se hiciera daño.—Tranquila, solo respira— le dije intentando llevarla hasta
el sofá. Mis brazos la aprisionaban con fuerza y sus insistentes intentos por
soltarse no tenían resultados.
Sentía su cuerpo tenso, y su corazón martillando con fuerza.
—Todo está bien— susurre cuando dejo de gritar. Sus ojos me miraron
con una mezcla de rabia y dolor que me impacto.
—¡Nada está bien!— grito en mi cara alejándome de un fuerte empujón.
La vi agarrar un florero y estamparlo contra la pared.
—¡Todo esta jodidamente mal!—siguió gritando mientras el cenicero se
volvía pedazos junto al florero —¡Me tienen harta, quiero que se vayan todos y
que me dejen en paz!— cayó con rodillas y manos entre los cristales, estaba tan
ida que ni siquiera se percató de los cortes en su piel.
Su trenza se había desarmado y buena parte de su pelo caía ocultando
su cara.
—Solo quiero un poco de tranquilidad, de silencio, de soledad— susurró
con la voz entrecortada por su llanto. Se sentó de rodillas abrazando su
cintura con fuerza, como si se estuviera desarmando. —Quiero que desaparezcan,
no soporto escucharlos ni verlos, estoy harta de andar preocupada, de sentir
que todo se fue a la mierda y al instante siguiente ver de vuelta el cuento de
hadas. Estoy cansada de esperar cosas que jamás pasaran, de inventar historias
en mi cabeza, de intentar arreglar el mundo y a las personas… estoy harta de
desear con tantas fuerzas cosas imposibles.-
Me acerque despacio arrodillándome con cuidado a su lado, tomé sus
manos para revisarlas y vi la sangre brotar por todos esos pequeños cortes.
—No me digas que hay cosas peores, que otras personas la pasan peor…
no vivo esas vidas, vivo esta y es una pesadilla— un suspiro agotado salió de
su garganta.
No intente darle consuelos sin sentido, solo la abrace y deje que
apoyara su frente en mi hombro para que llorara todo lo que necesitaba, para
que sacara de su cuerpo esa rabia y ese dolor.
No podía hacer más y eso me
mataba también.